HISTORIA DE LA ARTILLERIA Y DE LA MARINA DE GUERRA EN LA CONTIENDA DEL 79

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    UN breve fragmento del  Capítulo X del Libro peruano “HISTORIA DE LA ARTILLERIA Y DE LA MARINA DE GUERRA EN LA CONTIENDA DEL 79.” de JORGE GRIEVE.

    EL PODER DE FUEGO DE LOS EJERCITOS EN LUCHA

    1. En los tiempos en que se desarrolló la guerra del Pacífico, las armas de ataque y defensa habían aumentado en número, en variedad de tipos y en mayor complejidad de diseño, construcción y empleo, en relación con tiempos no muy lejanos entonces. Los cambios que, en el armamento en general, fueron reflejo de los esfuerzos de naciones más industrializadas y con armeros y mecánicos hábiles para aumentar el poder de fuego y la efectividad en el combate de sus fuerzas armadas, estuvieron, hasta cierto punto, al alcance de uno y otro de los países nuestros envueltos en esta cruel lucha fratricida.

    Tanto la guerra civil americana (1861-1865) como las guerras de Prusia con Dinamarca, con Austria y finalmente con Francia, entre 1865 y 1870, al poner en uso más potentes armas, cambiaron también sustancialmente las tácticas de combate. Era fundamental entonces para los estudiosos de los Estados Mayores de los ejércitos del mundo mantenerse al mayor nivel de efectividad posible, estudiar detenidamente cada uno de estos mayores conflictos. Cada uno de ellos aportó una nueva experiencia de la cual debería de sacarse una recomendación, una nueva concepción de la maniobra, del planteamiento táctico y estratégico. Recordamos la frase atribuida a Bismarck: «los tontos dicen que aprenden con la experiencia. Yo prefiero sacar provecho de la experiencia ajena».

    2. Resumiendo lo expuesto en capítulos anteriores, podríamos decir, en lo que se refiere a las armas individuales que:

    Entre 1850 y 1860 (En realidad, en 1848, el ejército prusiano recibió los primeros 60000 fusiles Dreyse de Infantería, Mod. 1841; contó, entonces, ya, con un fusil rayado (8 estrías), calibre 15.69 mm., que requería de una bala cilindro-cónica montada sobre un “zapato” de papier maché y de diámetro ligeramente mayor para que se forzara perfectamente sobre el rayado. Como se sabe el Dreyse, con sucesivas ligeras modificaciones, fue usado por el ejercito prusiano hasta 1870 inclusive, siendo por ello llamado el fusil que hizo la unidad alemana )la introducción del proyectil cilindro-ojival tipo Minié, con el incremento del alcance y la mejoría en la precisión, significó, tácticamente, el incremento de la extensión del campo de batalla en profundidad y las primeras inquietudes entre las fuerzas armadas por la protección individual.

    Entre 1860 y 1866 -guerra civil americana, guerra pruso-danesa, guerra pruso-austriaca- se produce el abandono de las armas de carga por la boca y la adopción de las de carga por la culata, y, como consecuencia táctica, se esfuma el concepto de las grandes formaciones y se desarrolla el tiro desde posiciones cubiertas, posiciones horizontales del soldado, etc.

    Entre 1870 y 1874, como consecuencia de la guerra franco-prusiana, se produce la adopción definitiva del cartucho metálico con la consecuente simplificación en el arma, en el cartucho y en su manejo y el mejor uso de la ametralladora como arma táctica.

    En 1878, guerra ruso-turca, se sitúa la adopción del rifle de repetición con el consecuente aumento de la capacidad táctica de defensa, que obliga a la dispersión de los asaltantes.

    3. Ha sido, pues, en el curso de los primeros treinta años de la segunda mitad del siglo XIX que se efectúa este cambio en el armamento individual. En treinta años se ha pasado en materia de armamento, de los tiempos antiguos a los tiempos modernos, contemporáneos, de la balística del siglo XVII a la de las primeras ametralladoras. Un cambio fundamental en la técnica, una revolución industrial aplicada a las armas. Su consecuencia no se podía asimilar cómodamente, fácilmente, rápidamente. Pues la mayor dificultad estuvo en que los hombres que las emplearon, educados en la teoría de las armas de percusión o de pistón, tenían que educarse y persuadirse del cambio que tenían que introducir en todas las nociones adquiridas, tanto desde el punto de vista de la balística pura, cuanto desde el punto de vista, más general, de la táctica.

    4. Estos cambios encuentran al Perú en las vísperas de la guerra del Pacífico, con el equipo y con los hombres que hicieron la guerra con España. Poco se agregó, entre el 66 y el 79, en materia de armas individuales. Referiremos posteriormente las misiones Bolognesi-Castañón, y Castañón, de los años 70 y 73-78, respectivamente. Pero adelantaremos que la declaratoria de guerra se produce y la guerra misma se desarrolla por el lado peruano con armas individuales que correspondían, históricamente, desde el fusil tipo Minié, hasta armas americanas de repetición tipo Winchester, por ejemplo. Mientras que el ejército chileno hizo la guerra con sólo dos tipos de fusil para su infantería, el Comblain II: desarrollo de 1870, y el Gras: desarrollo de 1874, ¡el ejército peruano utilizó un total de doce tipos distintos!

    5. Como hemos recordado, Basadre, al tratar el tema de Castilla y la defensa nacional en su segundo período, decía que el armamento de la infantería «se unificó con los llamados rifles Minié», agregando que anteriormente se habían usado fusiles de chispa y otros de pistón o fulminante. Proseguía diciendo que la caballería también registró un cambio en su armamento, introduciéndose las carabinas Sharps (americanas). Finalmente, Basadre afirmaba que Castilla también se preocupó por adquirir los nuevos fusiles de aguja, de ocho tiros por minuto (Esto, evidentemente, coloca a Castilla en una posición de adelanto y clarividencia, insuficientemente destacada en el país y en las fuerzas armadas a nivel mundial. El fusil Dreyse de retrocarga, fue adoptado por el ejército prusiano en 1840 (4 de diciembre). Las primeras experiencias «in vivo» se tienen cuando las insurrecciones de 1848-49; pero es sólo después de las guerras pruso-danesa y pruso-austriaca (Sadowa) que los franceses se interesan realmente por el fusil de retrocarga: es el Chassepot. ¡Es 1866!)

    6. Cáceres, en sus Memorias, al abordar en la primera parte de las mismas, el tema del estado económico, político y militar del Perú al romperse las hostilidades, dice que en el armamento de la infantería peruana se tenían fusiles de diversos sistemas: «En los parques existían 2430 fusiles «peruanos» (Castañón-Chassepot), 600 Chassepot, 2000 Minié y algunos centenares de Peabody, Comblain y Remington». Agrega: «La caballería… usaba carabinas Martini-Henry y Spencer, y sables. Los caballos eran de poca alzada y escasamente entrenados».

    7. El coronel Castañón relata en sus Memorias sus dos viajes a Europa, en comisión para adquirir armamento, en especial armas individuales como rifles, carabinas, bayonetas, sables, etc.

    El primero de estos viajes lo realizó por encargo del Gobierno del coronel Balta, siendo Ministro de Guerra su hermano Juan Francisco, en diciembre de 1869. De acuerdo con el relato de Castañón, se requería definición sobre dos asuntos técnicos respecto a similar encargo confiado con anterioridad al coronel Bolognesi, entonces también en Francia, y con quien se encontró él en París, al final de enero del año siguiente, 1870. Tales asuntos fueron: «la clase de cartuchos que debía aceptarse de entre los muchos tipos discutidos entonces; y el segundo, respecto a si debía preferirse la antigua bayoneta o sustituirla con un yatagán largo o corto, como lo habían hecho ya algunos Gobiernos».

    Bolognesi le informó _que «estaban ya contratados y en obra dos mil rifles Comblain II, dos mil sables de caballería, cinco mil proyectiles de artillería rayada de varios calibres y clases, faltando sólo resolver la clase de cartuchos y bayonetas que debíamos adoptar».

    La bayoneta que Castañón eligió fue «la antigua, fundado en razones de orden económico, peculiares a nuestro país y la circunstancia de no haberse decidido nada aún sobre «chafarote», (Chafarote, alfanje corto y ancho, que suele ser corvo hacia la punta. También se designa con el mismo término a un sable o espada ancha o muy larga.) la bayoneta puñal o el espadín que se discutía, todavía, aunque varios Gobiernos habían adoptado algunas de estas tres armas accesorias».

    Castañón contrató en Bélgica los cartuchos para los Comblain II, habiendo antes realizado diversas y severas pruebas para confirmar su resistencia y regularidad. Refiere, por ejemplo, que «se alcanzaba en el banco de prueba hasta veinte disparos por minuto, sin alteración alguna, ni en los cartuchos ni en el funcionamiento del mecanismo de batería del Comblain II». Agrega: «Con resultados tan satisfactorios, se celebró un contrato de dos millones de cartuchos entregados».

    8. Tres años después, durante el Gobierno de Manuel Pardo, Castañón fue nuevamente enviado en comisión a Europa, viajando en junio de 1873, en compañía del maestro mayor del Taller de Armería, don Jorge Auchutz. Dice Castañón, en relación con el encargo a él confiado: «En Francia, recién llegado, se discutía con ardor la transformación del Chassepot aplicándole el cartucho metálico, o su reemplazo con otro nuevo propuesto por el capitán Gras, cuyo modelo fue aceptado definitivamente sobre el Beaumont que se le oponía». Agrega que «igual cosa sucedió en Bélgica y Alemania con el Dreyse y otros sistemas, y como según mis instrucciones debía preferir el Comblain del que teníamos ya en uso dos mil en nuestro ejército, me dirigí a Lieja para contratar con el fabricante Mondart la construcción de los cinco mil que se encargaron. . .».

    Al buscar al Sr. Mondart que fabricó los anteriores, en 1869 se encontró que éste había muerto; que su sobrino había formado una nueva sociedad, y que Chile tenía un contrato con él por nueve mil rifles Comblain, y Brasil, por diez o doce mil. A pesar de los argumentos legales que Castañón esgrimiera, no logró acuerdo alguno que le asegurara la producción buscada, por lo que tuvo que comunicar al Gobierno la imposibilidad de conseguir los Comblain. Mientras esperaba respuesta viajó a Alemania en busca de un modelo de fusil que reemplazase al Comblain, y en Suhl, (Luhl, en Turingia, Alemania Oriental.) en una vidriera, pudo examinar el Mauser 71, alemán, que sustituía al ya obsoleto, pero famoso Dreyse. Desde luego no pudo obtener posibilidad alguna para contratar un suministro de tales Mauser, pero en esa misma ciudad alemana tomó contacto con el fabricante Bonnmüller, y decidió contratar la fabricación de «un modelo cuyo cañón sería, en sus dimensiones, calibre y rayado, el del Chassepot, excepto la recámara, que sería apropiada para alojar un cartucho metálico, con la misma carga y proyectil de dicho rifle. El alza debía ser semejante a la del Beaumont, de cuadrante, en cuanto a la forma, pero graduada, según las reglas de tiro acostumbradas. El percutor tenía que ser impulsado por un resorte espiral de acero, debidamente templado, ya que el Beaumont era imposible y no se conocía ningún otro que el de espiral, como sucede hasta hoy. La bayoneta debía ser preferida al Chafarote. Ekdahl menciona al rifle Beaumont como otro de los fusiles que constituían el armamento chileno. Castañón, en sus Memorias, menciona este rifle, debido al armero holandés Beaumont, desarrollado en 1871, como un rifle que fue descartado por la Comisión de Artillería del Ministerio de la Guerra de Francia, frente al fusil desarrollado por el capitán Gras, decisión que precisamente fue tomada cuando el coronel Castañón se encontraba en Europa, (abril de 1874). Más aún, Castañón sugirió a sus contratistas armeros alemanes Bonnmüller la adopción del alza tipo cuadrante empleada en los rifles Beaumont para los cinco mil fusiles que él ordenó, suministro el cual, en nuestra opinión, Ekdahl igualmente confunde al identificarlo como un Mauser 71.

    Con los mismos fabricantes, Castañón contrató la modificación de cinco mil cien Chassepot, haciéndoles aplicar el mismo mecanismo de cierre, recámara igual, así como reparar y cambiar cuantas piezas lo exigieran. Estos fueron, pues, los famosos Chassepot, modelo peruano, rifle peruano, o Chassepot-Castañón, como indistintamente se les llamó.

    9. El relato de Castañón es interesante también porque, además, proporciona una valiosa información sobre el abastecimiento del ejército justamente en la víspera del desencadenamiento del conflicto bélico con Chile. En resumen, la misión que Castañón cumplió se refirió, entre otras, a las siguientes adquisiciones:

    -cinco mil rifles nuevos

    -transformación de cinco mil cien rifles Chassepot al sistema nuevo

    -mil carabinas

    -mil revólveres

    -mil sables

    -cuarenta mil agujas para Chassepot

    -cuarenta mil obturadores para Chassepot

    -cuatro millones de cartuchos metálicos para ambos rifles

    -quinientos mil para rifles Snider

    –seis millones de cebos para Chassepot

    -doscientos mil fulminantes para fusiles de pistón

    -ochenta mil kilos de plomo en alambre para hacer balas por presión

    -dos prensas para hacer balas de rifle por compresión.

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